Cuando veas la Aurora despertar
esparciendo por el espacio su claridad
precediendo el anuncio diáfano
del Sol por la inmensidad
con su redondez anaranjada
que al Cielo se quiere elevar ,
salúdala con alegría
porque enciende la oscuridad.
Trae noticias de esperanza
para el día que va a comenzar
dando impulsos a la vida
que se empieza a espabilar
sacudiendo el sueño de la noche,
desperezándose atrevida
para poderse incorporar.
La Aurora se va diluyendo,
comienza la actividad,
mientras los seres nocturnos
dejan de laborar
ocultándose en sus guaridas
hasta el ocaso solar.
Da gracias maravillado
por los dones recibidos
por el Rey de la Creación
que para ti los ha construido
con generosidad infinita
antes de que empezaran los siglos;
disfruta de tanta belleza
y sé solidario con ella
para que se conserve sin mella
y aún, se supere a sí misma
con tu colaboración más extensa,
según mandato divino,
según divina encomienda,
desde el comienzo del tiempo
cuando empezó a preverla
para que fuese nuestra casa terrena
mientras estuviéramos en la Tierra,
que aquí llegamos sin nada
y Él nos la dio como prenda
para gozarla y cuidarla
para quienes tras nosotros vengan;
que la encuentren adecentada
porque ya es muy longeva
y de tanto maltrato humano
puede terminar deshecha.
El buen Padre no quiere eso,
quiere que se la quiera,
que Él la convirtió en el taller
donde se modelen almas perfectas,
que una vez cumplidas sus tareas
suban a la Cumbres Eternas,
donde el dolor no existe,
donde no existen las penas,
porque la paz es la cotidiana faena.
J.Teodoro P., 12.06.2008), Octubre'2010
jueves, 7 de octubre de 2010
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