martes, 18 de junio de 2013

Equilibrio inestable



Llegaste a mis entornos
lo mismo que una estrella fulgurante;
atractiva a mis ojos,
espléndida, brillante,
pero para mí, eras inalcanzable...
¬
... y es porque estaba tu órbita
a una distancia muy considerable
respecto de la mía
que es de ritmo constante
mientras la tuya era osada e inestable.

Venías decidida;
estabas segura que al hacer balance,
tu haber reflejaría
de modo inexorable
que, hacia ti caería como un grave.

Por tu gran atracción
tuvo mi trayectoria unos desfases
fuertes de nutación
cuando tú te acercaste
casi hasta el borde de la colisión.

Acabó el cabeceo
y recuperé de nuevo mi cauce
yéndome hasta tu afelio,
muy lejos de tu alcance
antes que mi equilibrio amenazases.

Quiero con este símil
describir un acaecido pasaje
en que envuelto me vi.
de forma lamentable
por un amor prohibido, formidable.

Cual eva tentadora
el fruto de su edén incomparable,
con manos ¿pecadoras?,
manos formidables,
me ofrecía su sazón envidiable.

Yo no pude morder
aquellas manzanas inigualables,
pues las dejé perder;
un acerado cable
me ataba a otro paraíso entrañable.

Vi, oí, olí, no toqué;
cuerda floja de equilibrio inestable;
pude saltar sin red,
pero..., ¿fui un poco cobarde?
¡Esta cuestión, la respondo más tarde!
Creado el 15.08.2 009
Autor-propietario:
José Teodoro Pérez