si aún me quedan recuerdos
que puedan atestiguar
si todavía te quiero.
He rebuscado en mi mente,
al fondo de mi memoria
y sí, he conseguido verte,
verte cómo eras de hermosa.
Tengo próximos detalles
que perduran en el tiempo,
compartidos ciertas tardes
en bellísimos encuentros.
Me resuenan tus palabras
con un sonido perfecto,
tan nítidas y tan claras
que casi siento tu aliento.
Aquel brillo de tus ojos
con el que “me hablabas” siempre
me regaló tanto gozo
que cuando lo evoco me hiere.
Tu cuerpo, tus proporciones
que entusiasmado estudié,
me aproxima sensaciones
que jamás olvidaré.
La sonrisa de tus labios,
un premio a mis inquietudes;
a pesar de tantos años,
todo el tiempo la retuve.
También conservo expresiones
gratas que me obsequiaste
y aquellos rojos colores
que mi voz logró sacarte.
Se ve en esta relación,
lo generosa que fuiste
al premiarme con tu amor
y de qué modo me influiste.
El Puero de Santa Mría, Febrero, 2 009
José Teodoro Pérez Gómez
Colección:"Evocaciones"