domingo, 18 de enero de 2009

La otra



Se quieren a escondidas
por imperativos de lealtad,
ocultando sus vidas
a la legalidad,
los amantes, en clandestinidad.

Él, hombre casado
con su reconocida “dignidad”,
pero se ha “encaprichado”
en la misma ciudad
de una chica joven, de una beldad.

excusas a “su santa”,
argumentos de poca envergadura,
que ella padece y aguanta
poniéndole envoltura
de hipócrita y tolerante compostura.

“La otra”, la que es la amante
ama al prócer apasionadamente;
formal acompañante
en actos, socialmente correctos,
según normas imperantes.

Oficial secretaria
tiene siempre la agenda por delante;
la actividad más varia
(para su jefe-amante),
lleva a término de forma elegante.

Empleada eficiente,
sabe a quien tiene que mandar flores
o algún otro presente;
él goza los honores
ella vive sus secretos amores.

Termina la jornada,
no es seguro que él vaya a visitarla,
pero nunca se enfada;
a veces, suele llamarla,
dice que cuando pueda, irá a buscarla.

Él, tiene obligaciones
que exigen un estricto cumplimiento,
pero las atenciones
con su amor-complemento
debe hacerlas sin programa, con tiento.

Se aman los amantes
siguiendo un proyecto informal abierto,
viviendo sus instantes
en intenso concierto;
el próximo, como siempre, está incierto.

Amor no permitido,
pero quizá sea amor de verdad,
amor mal entendido
por la ilegalidad
que se comete contra la fidelidad.

Amor ocasional;
juegan juventud y seguridad;
es amor pasional
y de oportunidad;
es vista gorda de la sociedad.

Es amor sin futuro
porque sufre muchas adversidades,
es un combate duro,
tiene dificultades,
el amor de las infidelidades.
El Puerto de Santa María
L-VI.- José Teodoro P.G.