miércoles, 17 de noviembre de 2010

¡Será mi compañera!

Faltaría a la verdad si te dijera
que no fue tu anatomía
lo primero que me atrajera;
te vi y me pareciste muy bonita.

El cruce de nuestras miradas
me dio mucha información;
el color de tu cara…
y el brillo de tus ojos…, me cautivó.

Un cuerpo de proporciones perfectas,
un atuendo con mucho estilo
y una bien peinada media melena,
completaban tu estupendo tipo.

Eras sumamente atractiva,
una chica muy elegante
que alteró mis sentidos el día
que por primera vez te tuve delante.

Mis amigos te conocían;
le pedí a una de ellos que nos presentara
a la par que le decía:
¿Sabes? Esa chica será mi compañera.

Me dijo ella: espera, ¿no vas corriendo?
-¡Al tiempo!…, le respondí;
ella me llevó sonriendo
hasta llegar junto a ti.

Hizo las presentaciones
para seguidamente dejarnos solos
entre nervios y emociones
mirándonos uno al otro.

Poco a poco fuimos rompiendo el hielo
para entrar en conversación;
tu palabra me cautivó de lleno
por su dulzura y entonación.

Me hiciste un efecto magnético
y te pedí salir contigo
citándote en un lugar céntrico
para el próximo domingo.

Tu respuesta afirmativa
me hizo mucha ilusión;
en ese momento cambió mi vida
y supe que te habías apoderado de mi amor.

Seguimos viéndonos e intimando.
Nuestra amiga te habló de mi comentario;
me dijiste que había sido muy osado
porque contigo no había contado.

Eran mis intenciones, como supiste
marchar contigo desde entonces en adelante
y que aquellas palabras que oíste
daban muestra de lo que me impresionaste.

Después de tratarnos y conocernos
descubrí en ti tantas cualidades
que tienes todo mi reconocimiento
y absorbes todas mis voluntades.

Hoy puedo decir que no me arrepiento
de haber hecho aquel comentario
y puedo decirte orgulloso, contento:
¡Gracias, por admitirme a tu lado!

Eres mi aspiración, mi sueño, mi anhelo;
eres mi mejor evento, lo que yo más quiero;
eres quien me ama, que es mi mejor premio,
eres mi compañera, mi vida, mi complemento.

J.Teodoro P.,07.11.2010