miércoles, 30 de junio de 2010

Incisiones inolvidables



Si no fueras la mujer de mi amigo
al que quiero casi como a un hermano,
sé que te llevaría de la mano
hasta el fin del mundo, siempre conmigo.

Entre tú y yo existe una sintonía
que viene a sobrepasar la amistad
convirtiéndose en pura afinidad,
más estrecha y cercana cada día.

Pisamos terreno comprometido,
pero no queremos ser traicioneros,
no lo merecen nuestros compañeros
con quienes tanto llevamos vivido.

Hemos de mantener las relaciones
haciendo ejercicios de disimulo
para que no se corra ningún bulo
que pueda traernos difamaciones.

Nuestros destinos nos tienen marcados
con incisiones que son inviolables
ante umbrales que son infranqueables
por mor de unos lazos casi sagrados.

¡Qué duro se nos hace renunciar!
¡Vaya si es difícil la situación!
Este es el borde de la perdición,
pero…, no lo podemos rebasar.

Entre nosotros existe atracción,
atracción que tenemos prohibida
por los imperativos de la vida
que nos impiden una conexión.

Es la razón más que el convencimiento
la que frena nuestras inclinaciones
llevándonos a tensas situaciones
que están próximas al remordimiento.


El Puerto de Stª Mª, Junio'10
J.Teodoro Pérez G.
Colección :"Inquietudes"

lunes, 28 de junio de 2010

Poeta


(Verso y rima libres)



Poeta, tú que juegas con las palabras
alterando su orden en la frase,
utilizando vocablos sencillos o selectos,
según tu obra requiere.

Poeta, tú que entiendes
de versificación y rimas,
de estrofas, métricas y ritmos,
que sabes de sinalefas, acentos, medidas…

Poeta, tú que pintas con palabras la música,
tú que cantas sin música el lenguaje
y con palabras describes la pintura.

Poeta escultor del idioma,
del que conoces la estructura,
tú arquitecto del poema,
tú que danzas por el diccionario
y que pones, cineasta,
en la pantalla del papel
la película de la vida…

Dime, poeta, tú que las artes combinas
en bella compostura,
dime, ¿dónde encuentras las musas
que inspiran tus poesías?

Dime, poeta ¿cuál es el numen
que sensibiliza tu pluma?

Poeta, tú que das aliento a los sueños
y que la imaginación espabilas,
dime ¿dónde encuentras los versos
para exaltar al amor
en todas sus modalidades,
que sabes pintar el color del paisaje
y hablar con plantas y animales.

Dime poeta, tú que describes el mundo
y todas sus manifestaciones,
tú que hablas del mar y sus profundidades,
que ensalzas a las criaturas
que todo el mundo invaden…

Dime poeta, ¿tantas cosas sabes?
¿es verdad que eres un vate?

Poeta, afrontas cualquier tema,
todos los temas te valen,
no habiendo ninguno
que pueda desmoralizarte.

Pero en verdad, poeta
observo que en tu campo
hay gente de muchas clases:
Los que escriben en forma sencilla, pero elegante,
los eruditos y muy formales
y paridoras de engendros
que ni un cuarto valen,
invadiendo dominios sin conocer las claves.

Te digo poeta: no te canses,
deléitanos con tus poesías
que son fundamentales
y que dan placer a la vida
con tus infinitos detalles
transportado a otras esferas
a quienes te leen sin cansarse.

El Puerto de Sta Mª,23.11.2 008
Publicado: 28.06.2010
Colección: "Cristales grabados"
José Teodoro Pérez Gómez

martes, 15 de junio de 2010

En modo imperativo

Para quienes no les importe echar un ratito de lectura



Me creí constructor
y edifiqué un castillo
con naipes inestables
que no mantenían el equilibrio.

Creí que nuestro amor
sería para siempre
por cómo nos llevábamos,
la mar de bien…, lo cual, era evidente.

Confiados caminábamos
por una cuerda floja
atada a sus extremos
por la imprevisión y por la lisonja.

Pensé que nuestras metas
estaban definidas
y que nuestro camino
directamente a ellas nos llevaría.

Era nuestro sendero
una vía expedita
llena de sombras frescas
bordeada de fuentes de agua fría.

Daba gusto ambular
por una senda tan grata
pues, ni siquiera un chino
se nos metía en las alpargatas.

Pero unos nubarrones
se nos aparecieron
allá, en el horizonte
con presagios que nos estremecieron.

Se les veía lejos
vestidos de distancia,
pero avanzaban rápidos
para cambiar nuestras circunstancias.

Mi castillo frágil
se tocó de impotencia
llevándome a pensar
que peligraba su propia existencia.

Llegamos a dudar
de los planteamientos
que llegaron a ser
la base de nuestros entendimientos.

Era cuestión de tiempo,
de ilusión y d esperanza,
lo que necesitábamos
para sobrellevar aquella trama.

Me sentía optimista,
aunque algo contrariado,
mas dispuesto a luchar
por lo que teníamos conquistado.

Merecía la pena,
según propia opinión,
defender nuestro amor…;
vivir contigo, era mi decisión.

Tu opinión no era igual;
querías lo inmediato,
rechazabas problemas
sabiendo que ¡nos jugábamos tanto…!

Me venció tu pragmática,
me expusiste motivos,
me deseaste suerte
diciendo que fuiste feliz conmigo.

De manera amigable
me diste pasaporte
con un destino incierto
como a alguien a quien no se conoce.

Mi castillo cayó
por el suelo al momento;
todo se fue al garete;
yo mismo me creí que me había muerto.

No pude recoger
ninguno de mis naipes
y enseguida pensé
que estaba obligado a cambiar de aires.

Quise odiarte y no pude
porque te quise mucho,
pero vi la verdad:
¡Fuera me estaba esperando otro mundo!

Me di una media vuelta,
volví sobre mis pasos
desandando el camino
que entre los dos habíamos hollado.

Estuve en el desierto,
encontré oasis breves
donde calmar la sed
pero teniéndote siempre presente.

A veces vi espejismos
que parecían fuentes
de aguas abundantes
cuya irrealidad era patente.

¿Y, a ti, cómo te fue?
¿Vislumbraste el futuro
cuando ya pasó el tiempo?
¿No actuaste de un modo prematuro?

Mas sea lo que fuere,
tú has vivido tu vida
y yo viví la mía
¡lástima que no fuera compartida!

El amor verdadero
es amor para siempre
como el que yo te tengo
que sin olvidarlo, me quedó en ciernes.

Pero ya son escombros
los encofrados que hice
porque tú no quisiste
hacer conmigo todos los tabiques.

Tendremos ocasión
de encontrarnos de nuevo
cuando pasen los tiempos
para que nuestro amor ya sea eterno.

Serán nuestros espíritus,
ya libres de prejuicios
quienes se beneficien
del amor iniciado y no construido.

Mientras, nos guardaremos
en modo imperativo
las vivencias comunes
que ahora no tienen ningún sentido.
El Puerto de Sta. Mª,13.06.2010
José Teodoro

domingo, 13 de junio de 2010

Un pequeño pañuelo




No me explico por qué te quiero tanto
si tu amor solo me ha dado quebranto,
has sido para mí como un encanto
inalcanzable.

Te conocí y disloqué mis sentidos
porque en ellos me dejaste encendidos
destellos para mí desconocidos;
fue muy agradable.

El tiempo no ha sido obstáculo
para distorsionarme el espectáculo
pues todavía hoy, apoyado en mi báculo
te veo amable.

Cuando te di mi alma y un beso, lloraste;
un pañuelo de seda te sacaste;
yo te lo pedí y tú me lo entregaste;
fue inenarrable.

Te dije que te quería y te di
el primer beso, aquel con el que abrí
el camino que tanto recorrí;
fue formidable.

Unas tiernas lágrimas te brotaron
que profundamente me impresionaron
pues mucho fue lo que significaron
por lo entrañable.

Te traté y me condujiste hasta el cielo;
aún conservo el pequeño pañuelo
con tus lágrimas, lo guardo con celo
¡Inolvidable!

Tuvimos vivencias muy interesantes;
nuestros amores fueron deslumbrantes
y nuestras maneras bastante elegantes
Era encomiable.

Nos parecía que nuestro futuro
era algo que teníamos seguro;
jamás sospechamos ningún apuro;
era admirable.

Pero densas nubes de desencuentro
ocuparon entre los dos el centro
desestabilizándonos por dentro;
¡Indeseable!

Sucumbimos a las adversidades
que coartaron nuestras libertades
acarreándonos contrariedades;
fue lamentable.

¿Qué fue de aquel, nuestro bello sentir?
¿Es que es normal, tener que vivir
lamentando no poder conseguir
lo deseable?

¿Es el recuerdo el único argumento
que ha de acompañarnos a paso lento
sin que recuperemos ni un momento?
¡Irremediable!

¿Se unirán de nuevo nuestros caminos
o seguiremos con otros destinos
por nuestras romerías, peregrinos?
Es más probable.

Un tesoro de infinito valor
ha sido para mí siempre tu amor
cuyos rescoldos me dan un calor
incalculable.

Te amo en la distancia con prudencia
como si estuvieras en mi presencia;
no puedo alejarte de mi conciencia,
es impensable.
El Puerto de Sta. Mª, Junio'10
J.Teodoro Pérez G.

sábado, 5 de junio de 2010

De otra manera



DE OTRA MANERA


Soñé que me llamabas,
volví la vista atrás,
mas nadie se encontraba
en todo aquel solitario lugar.

Soñé que nos encontramos,
¡bonita verdad!,
de unos enamorados
dispuestos a dejar la soledad.

Soñé que te besaba
y eso me enloquecía;
mis brazos te abrazaban
mientras que tus ojos me sonreían.

Soñé que me decías
que nunca te olvidara
porque tú sufrirías
si por algún motivo me alejara.

Soñé una vida plena
de amor y entendimiento;
tú eras mi compañera…,
peregrinos por un largo sendero.

Soñé cosas hermosas
que nunca sucedieron
puesto que fueron muy otras
las débiles ligas que nos unieron.

Me desperté intranquilo
bastante contrariado;
me vi dando un suspiro
frustrado por lo que había soñado.

Mi mente recorrió
en muy breves momentos
lo que fue de los dos
en pasados, no muy lejanos tiempos.

Me olvidé de soñar
porque estaba despierto;
vi la realidad
que era bien diferente a aquel sueño.

Soñar me permitió
poder recuperarte
según propia opinión,
de otra manera, unos cortos instantes.

Recojo la opinión
que expresó el gran poeta:
“Los sueños, sueños son”.
Yo digo que calientan la cabeza.

El Puerto de Sta. Mª, Junio'10
José Teodoro Pérez Gómez

miércoles, 2 de junio de 2010

Te amaré


Yo te amaré

Si puedes oírme, te pido atención,
hazlo, por favor, no te entretendré,
solo te diré para que recuerdes,
cuánto te amé.

He gastado casi todo mi tiempo
alimentando aquel viejo querer
que compartimos cuando éramos jóvenes;
siempre te amé.

Pasaron los años, casi la vida,
porque ya empezamos a envejecer
pero me quedan ilusión y fuerza,
te amo hoy también.

En los momentos de soledad,
ni siquiera tú me podías ver
cuando lamentaba que te marcharas,
también te amé.

Te quise en toda situación y circunstancia
cuando se fueron mis sueños de ayer
porque se perdieron mis esperanzas,
sí, yo te amé.

Nada más te pediré unos instantes,
después silente, me retiraré
cuando alivie mi alma comunicándote:
te amo, te amé.

Te amaré como hice siempre, amor mío,
llevándote conmigo cada vez,
luchando contra lo que era imposible;
yo te amaré.

Cuando tus ojos dejen de brillar
y las arrugas te cambien la tez,
cuando los años te cansen los miembros,
yo te amaré.

Mientras me quede aliento para pensar,
como hice toda mi vida, mujer,
aunque las manos me tiemblen cansadas,
¡Oh! yo te amaré.

Mientras me quede un hálito de vida
y mi voluntad quiera obedecer,
antes de dejar el mundo, diré:
yo te amaré, te amaré, te amaré…

El Puerro de Santa María, Sept.'08
José Teodoro Pérez
Colección:"Cristales grabados"