viernes, 18 de marzo de 2011

El mapa de nuestras vidas











Para servir al amor
nos valimos de los cuerpos
estando en nuestro esplendor,
cuando nos echaban fuego.

Te me diste en plenitud,
eras fruta en sazón,
tan clara como la luz;
para mí la tentación.

Tu cuerpo me presentaba
sinuosidad matemática
por sus curvas pronunciadas
que alentaban mi dinámica.

Preciosas protuberancias
emergían de tu pecho
limitando una cañada
un valle increíble ¡inmenso!

Amplia gama de atracciones
me dio tu geografía
que en justas compensaciones
yo, las mías te ofrecía.

Unimos las voluntades
sin perder la independencia
pasando a ser las mitades
de la común existencia.

Nuestros espíritus unidos,
los físicos acoplados,
marcaron nuestros destinos
que jamás se han separado.

Puedo decir que te quiero
mucho más que te quería
y si he de serte sincero,
te quiero más cada día.

Nuestros cuerpos ya no son
tan perfectos como antaño
pero en ellos nos quedó
la huella de habernos amado.

Aún me causa emoción
tener contacto contigo,
aún me das mucho amor;
también te doy mi cariño.

Hemos llegado a la cima;
vemos el extenso llano,
el mapa de nuestras vidas
que atrás se nos va quedando.

Somos viejos, compañera,
pero aún brillan tus ojos
y son bonitas tus piernas
que me provocan antojos.

Ven, acurrúcate aquí,
juntemos nuestros calores
que tenemos que seguir
sirviendo a nuestros amores.
J.Teodoro P., Marzo'2011