lunes, 9 de marzo de 2009
Pública firmeza
Momentos importantes, que en la vida,
han traído a los hombres emociones
que han debido, en bastantes ocasiones,
dominar de una manera fingida.
AL varón no le estaba permitida
cierta clase de manifestaciones,:
gemir, sollozar y, otras expresiones
de debilidad, le eran prohibidas.
Siempre debía mostrar entereza,
rectitud, integridad, compostura
y, aunque se derrumbara de tristeza
debía permanecer de una pieza,
lo que le traía mucha amargura.
llanto privado y pública firmeza.
El Puerto de Santa María, 24.10.2 007.
José Teodoro Pére4z Gómez
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6 comentarios:
Hola Pepe, es hermoso el soneto que has escrito ¡Y tan cierto lo que dices en él!
Pensar que antes eran tan rigurosas las estructuras, como si el hombre hubiera sido de piedra, y no hubise tenido permiso para tener sentimientos, debía mostrarse recio, fuerte, de lo contrario se lo consideraba débil ¡Qué ignorancia! Que aún perdura en ciertos lugares y mentes retrógradas.
Muy buena la imágen.
Susana..............
Hay una actitud equivocada, respecto al hombre, al que tradicionalemte se le ha exigido: iniciativa, decisión, inflexibilidad, impasibilidad y por supuesto no expresar los sentimientos procedentes de lo más íntimo; las ternuras y las debilidades no entraban en este programa, (eso eran cosas de mujeres, de niños y de maricas). Quizá las cosas estén cambiando y la sociedad se está dando cuenta que el hombre, como ser humano que es, tiene limitaciones, debilidades, ternuras, "sentimientos", que tiene el derecho a manifestar como cualquier otra persona. Muy distinta es la prepotencia de los desalmados que practican el mal de forma demoníaca, hecho despreciable tanto en el hombre como en la mujer, ya sea con la fuerza bruta animal o con sutilezas psíquicas que tambien tienen "su mandanga".
Quizá sea una utopía pensar que estamos aquí para tratar de hacer un mundo mejor y conseguir que la convivencia llegue a ser una realidad maravillosa. Pero ya se sabe: una utopía es un fin al que se tiende, al que se intenta llegar, luchar por ello es el, objetivo.
Un abrazo, Susana. Es un placer comunicarme contigo. Que tengas una estupenda semana.
Muy bonito y, además su contenido te dignifica como hombre. Mi padre, que en expresión respondía al hombre de campo de la época, nunca tuvo problemas para expresar sus sentimientos y le vi llorar muchas veces; de emoción, de impotencia, de dolor... (aunque nunca de dolor físico) sus lágrimas, y las de cada hombre, les dignifican como persona. Al menos a mis ojos.
Un abrazo
Antonia
Antonia, eres muy amable y veo cuánto admirabas a tu padre, lo cual te ennoblece como hija. Las calamidades hicieron fuertes a esos hombres sencillos, admirables que tuvieron que luchar contra muchas adversidades para sacar adelante una casa de familia , casi siempre numerosa como fueron la tuya y la mía. Les queda el premio del reconocimeineto de quienes les conocieron y el cariño de sus hijos, aunque nunca sea bastante.
Hasta pronto. JT.-
Hola, J Teodoro.
¿Cómo estás?
Hace tiempo que no escribes... Quiero decir que no publicas nada y eso me extraña...
Aunque este poema merece tenerlo en primera página mucho tiempo y gozar de sus palabras, porque es muy bonito...
Me uno a lo que ya te han dicho Susana y Antonia, estoy de acuerdo con ellas.
Saludos.
Hola Piedad, me alegra mucho saber que te acercas por mi blogger. Debe de haber un error respecto a mis publicaciones, pues la última es del pasado día 18.07.2011.
De todos modos agradezco tu comentario. Eres bienvenida por aquí.
Con afecto:
José Teodoro
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